Es el primer cumpleaños que no estoy con mis papás, me confiesa Amanda quien acaba de cumplir 62 años, me cuenta cómo la está pasando en su autoexilio que inició a fines de Marzo y no tiene cuándo acabar. Yo soy bien nerviosa, me dice mientras mira fijamente el rosario que cuelga en la puerta de su habitación que se encuentra cerrada casi todo el día.
La cuarentena, el distanciamiento social y el aislamiento por el coronavirus tomaron al mundo por sorpresa. Todo lo que siguió después fue una lista de situaciones domésticas que sumaron puntos a la ansiedad, desde administrar cada sol para que no falte la comida, hasta lidiar con la convivencia.
Aunque la casa es el mejor lugar para resguardarnos del Covid-19, muchos enfrentan la rara sensación de no sentirse del todo bien. A esto se le conoce como el “síndrome de la cabaña” o “fiebre de la choza”. Es un estado mental que se da cuando forzosamente vives dentro de espacios estrechos, monótonos o de confinamiento. El síndrome se refiere al temor extremo que experimentas al pensar en la posible exposición real o mental a todo lo que conlleve salir de casa.
Al igual que Amanda, existen muchas otras personas que están sufriendo diversos cambios frente al Covid-19, no sólo económicos sino también mentales.
Los seres humanos tienden a crear rutinas para manejar mejor las situaciones desconocidas. Por eso, mientras que en los primeros días no poder salir a la calle producía desasosiego, ahora que la mayoría se ha acostumbrado a estar en casa, se produce el efecto contrario, explica el psicólogo Óscar Pino, vocal del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. Además, continúa el experto, la expansión de la enfermedad ha generado un contexto de inseguridad mayor al que había antes del confinamiento y salir a la calle implica exponerse a él.
Así como Amanda, existen cientos de miles de personas que encontraron en la cuarentena el empujón que faltaba para hundirse en el hoyo de la soledad y depresión. Bajo el impulso de la auto conservación, salir de sus habitaciones implica un alto riesgo que no están dispuestos a correr. Actualmente casi 4 millones de habitantes del país son personas adultas mayores, lo que equivale a poco más del 11% de la población total (INEI 2018) y el 70% de fallecimientos por COVID-19 en el país.
El Presidente Martín Vizcarra se manifestó al respecto:
"Del total de personas que han sido contagiadas, solamente el 17% son adultos mayores; pero, sin embargo, del total de fallecidos, el 70% son adultos mayores. Es decir, de cada 10 personas que han muerto por la Covid-19, 7 son adultos mayores. Cómo no cuidarlos, cómo no poner especial atención", señaló el mandatario.
Debido a esto el Presidente Vizcarra cambió la prohibición de las restricciones a los adultos mayores en el marco de la emergencia sanitaria por la Covid-19 por “recomendaciones”. Mediante el Decreto Supremo Nº 162-2020-PCM, los adultos mayores podrán salir a realizar caminatas tres veces por semana. La norma indica que las personas mayores de 65 años y quienes presentan comorbilidades (como diabetes, cáncer o hipertensión) podrán realizar caminatas a una distancia no superior de 500 metros respecto de su domicilio, en espacios abiertos y sin aglomeraciones.
Para Laura, de tan solo 23 años, las cosas tampoco están siendo fáciles, el aislamiento le ha producido cuadros de ansiedad y estrés severos. Ando como obsesionada, lavándome las manos constantemente, pensando en si me alcanzará la plata para pagar la universidad, si me despedirán del trabajo, si me contagio puedo contagiar a mi mamá.
La ansiedad es un trastorno de salud mental caracterizados por sentimientos de preocupación o miedo.
La pandemia agrava la situación que todos atravesamos, sin embargo ha puesto sobre el tapete diversos temas de salud que usualmente no se tocan, como lo es la salud mental.
La nueva normalidad que propone el Estado debería no sólo basarse en el uso de mascarillas o en la prohibición de reuniones sociales, sino también en una correcta asesoría psicológica para todos los peruanos.
Consulta con el médico en los siguientes casos:
Sientes que te estás preocupando demasiado y que esto interfiere en tu trabajo, tus relaciones y otros aspectos de tu vida
Tu miedo, tu preocupación o tu ansiedad te causan malestar y te resulta difícil controlarlos
Te sientes deprimido, tienes problemas con el consumo de alcohol o drogas, o tienes otros problemas de salud mental junto con ansiedad
Piensas que tu ansiedad podría estar vinculada a un problema de salud física
Tienes pensamientos o conductas suicidas (de ser así, procura tratamiento de urgencia inmediatamente)
Fuentes:
www.meganoticias.cl
Diario El País
OMS
INEI
Colegio Oficial de Psicología de Cataluña
Entrevistas reales a Amanda y Laura
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